Para mí, conocer a Anna fue poner un punto y final a todos los capítulos de mi vida que aún estaba arrastrando.
Cuando contacté con ella tenía muy claro cuáles eran mis problemas, pues ya los había intentado solucionar más de una vez, pero cuando algo me hacía tropezar, todos esos recuerdos volvían a pesarme. Con ella pude repasar estos momentos, entenderlos de otras formas y hacer las paces conmigo mismo.
Gracias a Anna fui capaz de ver todos mis logros, los que antes menospreciaba. Pero si algo estoy muy contento de haber conseguido en el espacio que ella crea, es haberme reconciliado con mi cuerpo.