Llegué a terapia con la esperanza de volver a ser como antes y recobrar la paz interior.
Las primeras sesiones fueron muy duras al tener que vaciar y deshacer el ovillo que tenía dentro, pero al mismo tiempo me iba liberando de la mochila que llevaba sobre los hombros. Éste peso, según me explicó mi terapeuta, me producía la ansiedad y mis fobias que al evitarlas me hacían modificar mi vida diaria.
Conseguí salir del laberinto con la ayuda de Anna, una gran profesional que supo guiarme durante toda la terapia. Al final de la terapia he conseguido mis objetivos.
Gracias Anna!