Decidí ver a un psicólogo porque desde mi infancia estaba enfadada con mi padre; nuestras relaciones han sido siempre complicadas y agresivas.
Hasta que me fui de casa, nada de lo que hacía estaba bastante bien para él: criticaba, subía la voz, daba órdenes… pero era incapaz de decir algo positivo o dar cariño.
Además de estar enfada con él, me sentía con una gran falta de confianza en mí misma, siempre pensé que no estaba “a la altura” y esto influía mucho en mis relaciones personales y profesionales.
Con la ayuda de mi psicóloga, hice ejercicios sobre mi padre y yo, que me hicieron aceptar y entender la falta de atención de mi padre y sus errores cuando era una niña. Descargué por fin el enfado y me liberé del sentimiento de culpabilidad que tenía en relación con este enfado!
También, mi psicóloga me ayudó a reconocer y aceptar mis cualidades, mis fuerzas y mis debilidades.
Me doy cuenta de que el procedimiento está todavía en marcha, pero ya hice un gran paso adelante! Vivo mucho mejor, me siento más segura y tengo, después de 32 años, confianza en mí!
Tengo la sensación que una nueva vida empieza ahora…
Gracias AnnaMa.