Lola, 31 años. Desorientación vital

Llegué a consulta muy triste, con mucha angustia, lloraba a menudo y era consciente de que había llegado a un punto en el que yo sola era incapaz de poner cada cosa en su sitio. La vida en general iba bastante bien, pero la movilidad laboral, la enfermedad crónica de mi madre, la situación familiar de incertidumbre económica, el futuro incierto … todo se juntaba. Aparte, coincidió con un momento en el que, sin ser del todo consciente, estaba haciendo balance de vida. Mis sesiones, tanto presenciales como virtuales (skype), y los ejercicios como: «El amigo invisible que te quiere mucho, y te describe», «Las esculturas» o «La línea de vida», me permitieron ordenar las mis preocupaciones y miedos, detectar mis inseguridades, priorizar objetivos, proyectar mis expectativas, aumentar mi autoestima y reconocer y valorar positivamente mis habilidades, especialmente las emocionals.

Personalmente para mí ha sido una experiencia imprescindible para recuperar mi estabilidad emocional, completar y enriquecer mis herramientas emocionales y, después de hacer un balance de todo lo que he vivido, encarar los retos futuros desde la tranquilidad y la entereza.